Ucrania: “Los niños deprimidos y aislados por la guerra”

La guerra en Ucrania sigue causando numerosas muertes y devastando pueblos y ciudades enteros. Quienes sufren sus efectos son especialmente los niños, obligados a vivir en sótanos para escapar de los feroces bombardeos rusos o padecen de depresiones, también causadas por el aislamiento.

“Todos los domingos presto mi servicio sacerdotal en Dnipro, llevando ayuda y bienes necesarios a la gente”

Lo afirma ante los micrófonos de Radio Vaticano – Vatican News el padre Oleh Ladnyuk, salesiano y capellán castrense. “Hace unos días celebramos San Nicolás, patrón de los niños, llevando muchos regalos a todos los que viven en el frente”. Un gesto que provocó “lágrimas de alegría” entre los más pequeños, ya que la fiesta de San Nicolás es muy sentida en Ucrania y es uno de los días más esperados por los niños, que cada año se despiertan en la mañana del 19 de diciembre para encontrar montones de regalos bajo sus almohadas.

Pero, por desgracia, ni siquiera un regalo basta para cambiar su estado de ánimo: el vacío y el sufrimiento que deja tras de sí la guerra son inconmensurables. Y recuerda que el Papa Francisco volvió a recordarlo ayer por la mañana durante la audiencia general:

“La mayoría no puede sonreír y cuando un niño pierde la capacidad de sonreír es grave”

Una infancia prohibida

“En Siversk no hay electricidad desde el pasado mes de abril y 70 niños siguen viviendo allí – explica el padre Oleh – por desgracia, sus padres no quieren llevárselos, a pesar de que el gobierno les ha dicho varias veces que abandonen estas zonas de guerra”. Los menores “se han acostumbrado a los bombardeos” que llegan todos los días a “intervalos de minutos”, lo que los obliga a vivir en sótanos y refugios. No sólo se niega el juego, sino también la higiene. “Falta agua y calefacción –  prosigue el salesiano – es una situación que se prolonga desde hace varios meses y su moral está por los suelos”.

Ucrania, niños en depresión y aislamiento

El padre Oleh Ladnyuk también enseña en una escuela pública de Dnipro, y explica que, aunque las clases empezaron en septiembre, aún no ha visto a ningún niño. Las clases, de hecho, son todas en línea. Otra carencia que también subraya el aislamiento y la depresión que sufren los pequeños ucranianos.

“Un niño tiene que moverse, tiene que crecer. Dentro de unos años, por desgracia, veremos problemas de salud física y mental, porque crecer en casa y solo es muy difícil”

Precisamente por este motivo, está previsto crear un programa psicológico seguro para los niños, con el fin de poder ofrecerles ayuda concreta.

“La idea es buena, pero aún no sabemos cómo llevarla a cabo porque está prohibido reunir a los niños en una escuela”

La esperanza, sin embargo, no falta en el corazón del salesiano, que afirma que todos están llamados a ser “colaboradores de Dios” para construir un mundo mejor, donde el odio y la guerra den paso al amor y la paz.

“Nos acercamos a la Navidad, y Jesús nos recuerda que vino al mundo para traer la luz – concluye el padre Oleh – incluso en este tiempo de guerra, no debemos permitir que la oscuridad entre en nuestros corazones. Cristo nos da la fuerza para tener también esta luz dentro de nosotros”.

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