En el domingo en el que la Iglesia celebra la Palabra de Dios, el Papa Francisco nos pide, antes del rezo mariano del Ángelus, dejar atrás y renunciar a ciertas cosas para decir si a la llamada de Jesús y escuchar lo que nos está pidiendo emprender en ese momento, al igual que hicieron sus primeros discípulos que, en el mar de Galilea, lo dejaron todo para seguir a Jesús. El Papa Francisco pone de ejemplo el evangelio del día, en el que Jesús vuelve a buscar a los pescadores allí donde viven y trabajan para dirigirles una llamada directa: “¡Sígueme!” y ellos “en seguida dejaron las redes y le siguieron”. “Detengámonos en esta escena: es el momento del encuentro decisivo con Jesús, el que recordarán el resto de su vida y que entra en el Evangelio. A partir de entonces, siguen a Jesús y, para seguirle, se marchan”.
Tarde o temprano llega el momento en que es necesario tomar una decisión
“Este pasaje del Evangelio me impactó, esa experiencia de servicio me conmovió” expresa el Pontífice, y continúa: “al igual que los primeros discípulos, tarde o temprano llega el momento en que es necesario tomar una decisión: ¿dejo algunas certezas y emprendo una nueva aventura, o me quedo dónde estoy?” pregunta. Se trata de “un momento decisivo para todo cristiano, porque en él se juega el sentido de todo lo demás. El encuentro con Jesús: ¿qué hago? ¿Dejo mi egoísmo, por ejemplo, para seguirle o permanezco en mí? Aquí es donde se juega el resto. Si uno no encuentra el valor para ponerse en camino, corre el riesgo de permanecer espectador de su propia existencia y de vivir su fe a medias”.
Para realizar la vida hay que aceptar el reto de marcharse
Francisco explica que para empezar “a dejar” es correcto que empecemos “pidiendo perdón”: “perdono las cosas que no fueron buenas; pero dejo esas cosas y sigo adelante” e invita hoy a “dejar atrás lo que nos impide vivir plenamente, como los miedos, los cálculos egoístas y las garantías para mantenernos a salvo viviendo una vida mediocre”. Pero también nos pide “renunciar al tiempo que se pierde en tantas cosas inútiles”: “Qué hermoso es dejar todo esto para experimentar, por ejemplo, el arduo pero gratificante riesgo del servicio, o dedicar tiempo a la oración para crecer en la amistad con el Señor ”.
El Papa también pone el ejemplo de una familia joven, que deja atrás la vida tranquila para abrirse a la imprevisible y hermosa aventura de la maternidad y la paternidad: “es un sacrificio, pero basta una mirada a los niños para comprender que era justo dejar atrás ciertos ritmos y comodidades”. Así como los médicos o sanitarios “que han renunciado a tanto tiempo libre para estudiar y prepararse, y ahora hacen el bien dedicando muchas horas del día y de la noche, mucha energía física y mental a los enfermos”. Para Francisco, sin duda, hay que aceptar el reto de marcharse para realizar la vida y es precisamente a lo que nos invita Jesús hoy a cada uno de nosotros: “No tengáis miedo de marcharos si es para seguir a Jesús, siempre nos encontraremos aún mejor”.