Padre Romanelli: “Dios puede cambiar los corazones y las mentes”

A pesar de los rumores sobre un posible alto el fuego, continúan los lanzamientos de misiles desde Gaza hacia el sur de Israel y los ataques de la Fuerza Aérea israelí contra objetivos de la Yihad Islámica en el enclave palestino. Los esfuerzos de mediación sobre el terreno entre Israel y Gaza no han logrado aún ningún resultado. Los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania, Jordania y Egipto pidieron el fin de la violencia entre Israel y los militantes de Gaza, que llevan tres días intercambiando duros ataques. El Secretario General de la ONU también instó a las partes a ejercer la máxima moderación. Guterres condenó “la pérdida de vidas civiles, incluida la de niños y mujeres”, y pidió a Israel “que respete el derecho internacional humanitario, incluido el uso proporcionado de la fuerza y la adopción de todas las precauciones posibles para preservar a los civiles en la realización de operaciones militares”. Guterres también “condena” el “lanzamiento indiscriminado de misiles desde Gaza hacia Israel, que viola el derecho internacional humanitario y pone en peligro tanto a los civiles palestinos como a los israelíes”.

Víctimas civiles del conflicto

Es la población civil la que sufre cada vez más estos actos de violencia, explica a Radio Vaticano – Vatican News el padre Gabriele Romanelli, párroco de Gaza: “Como sucede tan a menudo en las guerras, caen personas que no tienen nada que ver con el conflicto. La situación es difícil, recemos por los que han muerto y esperemos que no empeore”. Gran parte de la población está formada por jóvenes que nunca han salido del país y probablemente nunca lo harán. “Con sus teléfonos móviles ven la realidad como una ventana. Recientemente Egipto ha abierto la frontera, por lo que son miles los que se marchan. Los que pueden permitírselo pueden empezar una nueva vida en otro país. La población en general es muy pobre y por eso se ven obligados a vivir esta miserable realidad”.

El apoyo de la Iglesia

El sacerdote señala que hay tres formas importantes de lograr la paz. En primer lugar, hay que rezar porque “la paz es un don, Dios puede cambiar los corazones y las mentes de tantas personas”. En segundo lugar, dar a conocer la existencia de la población civil que realmente quiere la paz y difundir los principios de sentido común. Por último, la vía de la ayuda, tanto moral como material, gracias a las numerosas instituciones presentes. “La Iglesia católica, a pesar de ser una pequeña comunidad de 136 personas, es muy activa al servicio de todos los cristianos, que son algo más de mil personas, y de miles de musulmanes”. Las instituciones educativas católicas, sigue explicando Romanelli, tienen muchos alumnos musulmanes: “Nos quieren mucho y nosotros a ellos. Son familias muy abiertas y respetuosas, muchas de ellas viven los valores cristianos respetando su religión. Es una forma de difundir la justicia y la paz”.

Por la paz

“Como dijo el Papa Juan Pablo II, no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón y reconciliación. Por eso debemos trabajar por la reconciliación de los pueblos”, prosigue el padre Gabriel. Para él, la pacificación es posible, “pero hay que cambiar la forma de pensar: hay que sacar del corazón y de la mente la cultura de la cancelación, de la que habla el Papa Francisco. Hay que reconocer la realidad, el pueblo palestino existe desde hace miles de años, son unos 6 millones de personas entre Gaza, Jerusalén Este y Cisjordania”. Según el párroco, lo fundamental es ‘rezar al Señor, para que cambie el corazón y la forma de pensar’. Además, concluye, ‘todas las personas que desempeñan funciones, como sacerdotes, ministros, diplomáticos, profesores, religiosos y los que están en los movimientos sociales, tienen un papel fundamental que desempeñar para cambiar la forma de pensar, para sembrar de verdad las semillas de la justicia y de la paz’.

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