“Hoy es urgente promover una auténtica cultura de la paz, basada en la promoción del diálogo en el respeto del derecho internacional, que pueda asegurar la coexistencia pacífica de los pueblos”, dijo el Arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, invitado ayer a la recepción del Embajador ante la Santa Sede Choo Kyo Ho por la fiesta nacional de la República de Corea. En su discurso para la ocasión, Monseñor Gallagher, “considerando la actual situación geopolítica en la que la paz en el mundo está seriamente amenazada”, señaló que la guerra debe considerarse “un instrumento totalmente inadecuado para resolver los conflictos internacionales, ya que no es digno de la persona humana y de su natural vocación de paz”.
El Cuerpo Diplomático en la Santa Sede, un instrumento de paz
Recordando que en 1980, el entonces Cardenal Secretario de Estado Agostino Casaroli, dirigiéndose a los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Sede Apostólica, definió el “ser instrumento de paz” como “el mayor título de nobleza y utilidad del servicio diplomático” y señaló que la Santa Sede cuando “los nubarrones se ciernen en el horizonte”, no puede sino “llamar a los operadores de la diplomacia, para que reflexionen seriamente y actúen con vigor”, el prelado reiteró lo dicho por el Papa Francisco el 14 de septiembre en el Congreso de Líderes Religiosos en Kazajistán. La paz “surge de la fraternidad, crece a través de la lucha contra la injusticia y la desigualdad, se construye tendiendo la mano a los demás”.
Relaciones diplomáticas entre la República de Corea y la Sede Apostólica
En cuanto a la República de Corea, Monseñor Gallagher señaló que, desde su nacimiento en 1948, se ha comprometido “a promover la libertad y la democracia, basándose en el respeto a la dignidad humana y cuidando el bienestar de su pueblo”. Y sobre las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, establecidas en 1963, el Prelado recordó los contactos religiosos, culturales y personales que las sustentan y que “recientemente, culminaron con la visita del Papa Francisco a Corea en 2014” y las del presidente Moon Jae-in al Vaticano en 2018 y el año pasado.
El deseo de Francisco de visitar el norte de la Península de Corea
A continuación, el Secretario para las Relaciones con los Estados reafirmó el “compromiso de la Santa Sede de cooperar con la República de Corea para lograr una paz duradera y una verdadera armonía tanto en su propia nación como en el mundo en general” y expresó su “gratitud por el respeto que el Estado tiene por la Iglesia católica y su contribución a la sociedad coreana, en particular en el ámbito educativo y social”. También aseguró que la Santa Sede “acompaña al pueblo coreano en su camino hacia la paz y el desarrollo, compartiendo sus ‘alegrías y esperanzas, penas y ansiedades'” y que “no deja de apoyar a Corea en sus aspiraciones más profundas, empezando por la reconciliación y la prosperidad de toda la península coreana”. “Es bien sabido que el Papa Francisco alimenta un particular interés y afecto por el pueblo coreano”, prosiguió monseñor Gallagher, quien finalmente recordó el vivo deseo del Pontífice “de visitar también las zonas del Norte, si recibe una invitación oficial de las Autoridades”.