“Pequeñas semillas de paz” en un mundo de guerras, destrucción y donde las mayores inversiones son para la industria armamentística. Así define el Papa el Partido de la Paz, el evento, promovido por el Movimiento Pontificio Internacional Scholas Occurrentes, que llega a su tercera edición -este año más simbólica que nunca- y que se celebra esta tarde en el Estadio Olímpico de Roma. Antes del partido, bajo el lema “Jugamos por la paz”, los futbolistas, los organizadores y sus familiares y amigos fueron recibidos a las 16:00 horas por Francisco en el Aula Pablo VI, donde destacaba un mural en homenaje a Diego Armando Maradona, a cuya memoria está dedicado el partido. A todos, Francisco les dio su bendición para esta iniciativa que demuestra “la gratuidad de la paz”.
La gratuidad de la paz
“Se piensa que los mayores gastos del mundo actual son los de la industria armamentística. Porque siempre piensan en hacer guerras para destruir”, comenzó el Pontífice en su breve saludo en italiano, durante el cual agradeció a los jugadores que habían venido de “lugares diferentes, lugares lejanos” para jugar un partido en nombre de la paz. “Se han tomado su tiempo para venir a hacer la gratuidad de la paz”. Una paz, dijo el Papa, “que sigue así, con gestos como estos: gestos de cercanía, gestos de amistad, gestos de la mano tendida, siempre, no con la piedra en la mano para lanzarla”.
“Son pequeños gestos, pero son semillas de paz, capaces de cambiar el mundo”, subrayó el Pontífice, agradeciendo este partido -en el que también jugarán futbolistas rusos y ucranianos- que lanza el mensaje “Queremos la paz, en un mundo que siempre busca las guerras y la destrucción”. Gracias”.
“Es más importante un juego que la conquista de un territorio”
El Obispo de Roma expresó su gratitud “por decirnos que una pelota de trapos, con la gratuidad del juego, es más importante que la conquista de un territorio con guerras, que no va”. La referencia es a una pelota de trapo atada con una cuerda áspera, regalado al Sucesor de Pedro por el jugador de la Lazio, Ciro Immobile, como signo de la sencillez de un deporte como el fútbol, vehículo de amistad y fraternidad.