Con distintas aportaciones sobre aspectos como “la liturgia, las catequesis, el papel de la mujer, la labor de los sacerdotes o del funcionamiento de los Consejos Parroquiales; y teniendo en cuenta los cambios que se están dando en la sociedad, la cultura y la religión y el pluralismo en que estamos llamados a vivir”, se concluyó el pasado 7 de mayo, con la participación de medio centenar de asistentes, la Asamblea de clausura de la fase diocesana del Sínodo en el Seminario de Tarazona, España.
Reuniones de grupo desde las Parroquias
El documento recoge las conclusiones finales de siete meses de trabajo en los que han tomado parte laicos, sacerdotes, religiosas, jóvenes y niños. En la elaboración del documento presentado han participado 769 personas, de los cuales 446 son laicos, 25 religiosas, 21 sacerdotes, 277 jóvenes y 161 niños. Tras su lectura, se ha procedido a debatir algunos puntos y, posteriormente, a su aprobación. El siguiente paso es mandarlo a Madrid, a la Conferencia Episcopal Española (CEE), donde el 11 de junio tendrá lugar la Asamblea de todas las diócesis españolas, en la que se elaborará un documento que sintetice el trabajo realizado por todas para enviarlo a Roma. La Diócesis de Tarazona tendrá tres representantes en este encuentro.
Llamados a caminar
“Llamados a caminar” es el texto que recoge las conclusiones finales a las que han llegado los distintos grupos que se han creado en la Diócesis de Tarazona, 55 en total. Pretende ser una radiografía de cómo es y cómo funciona la diócesis y también de todo lo que se debería actualizar en ella y en toda la Iglesia. En él se plasman distintas aportaciones sobre aspectos como la liturgia, las catequesis, el papel de la mujer, la labor de los sacerdotes o del funcionamiento de los Consejos Parroquiales.
El documento se ocupa asimismo de describir cómo debería de ser una Iglesia en salida, en la que se deben tener en cuenta los cambios que se están dando en la sociedad, la cultura y la religión y el pluralismo en que estamos llamados a vivir. En definitiva, una Iglesia que esté abierta a las nuevas realidades sociales. Otro aspecto que se aborda es la necesidad de que tanto clérigos como laicos tengan una formación adecuada para poder colaborar en la Misión de la Iglesia. También incide en el alejamiento de la Iglesia en algunos grupos de la sociedad como, por ejemplo, los jóvenes y en el vaciamiento de los Seminarios y se apuesta porque los laicos vayan asumiendo más responsabilidades. Asimismo, se reclama un proyecto común de Pastoral en la Diócesis, donde se contemplen acciones sencillas que puedan realizarse y en las que se cuente con la cercanía del Obispo. Se destaca el papel de los jóvenes, de los que ha habido cuatro grupos que han aportado su visión a esta fase diocesana del Sínodo. Ellos consideran que el Sínodo es un caminar juntos porque “la Iglesia en para todos y marchamos unidos para mejorar el mundo”.
El Sínodo no acaba aquí
Este trabajo sinodal ha sido muy bien valorado por todos los que han participado y varios grupos han manifestado su intención de continuar, lo que da esperanzas al significar que el Sínodo no acaba aquí, sino que “pone en movimiento hacia una vida cristiana dinámica”.
En el encuentro participó el Obispo de Tarazona, Monseñor Eusebio Hernández Sola, que dirigió unas palabras a los presentes y destacó la labor que se está haciendo con los refugiados ucranianos acogidos en el Seminario. Una acción que pone de manifiesto el eslogan del Sínodo “CAMINANDO JUNTOS”, al haber sido una iniciativa en la que han colaborado laicos y administraciones públicas, como Ayuntamiento y Comarca, y eclesiásticas, como la Diócesis de Tarazona.
El acto fue dirigido por el delegado diocesano del Sínodo, el sacerdote Francisco Sánchez, que describió el documento como una «pieza viva, hecha entre todos», que llevaba muchos momentos de oración, diálogo, inquietudes y amor hacia la Diócesis de Tarazona. Destacó que, sobre todo, lo más importante había sido el proceso vivido para realizarlo que ha ayudado a descubrir la riqueza de la Iglesia.