El Papa: Que la discapacidad doméstica esté al centro de la atención e investigación

Familias en las que uno o más miembros tienen una discapacidad. Calvarios domésticos a menudo desconocidos y, al igual que la subida de Jesús al Calvario, lugares en los que quien tiene salud se convierte en el “Cirineo” de quien no la tiene, ayudándole a soportar una cruz que a menudo dura toda la vida. “Una situación difundida y dura, dramática”, reconoció el Papa Francisco en un mensaje de saludo a los trabajos de la jornada de estudio celebrada hoy en la Sala Troisi de Roma, promovida por la Associazione Arca Comunità “Il Chicco” y titulada “Siblings: hermanas y hermanos en la discapacidad y en la enfermedad mental”.

Convertirse en “Cireneos”

Siblings -una palabra que en sí misma significa hermanas y hermanos- en el ámbito de la discapacidad intelectual connota a las hermanas y hermanos de las personas con trastornos del neurodesarrollo. “Confieso que no conocía esta palabra, pero conozco bien el fenómeno que significa”, escribe Francisco, satisfecho de que la jornada ofrezca testimonios de este tipo específico de cercanía. Es, observa el Papa, una “realidad que nos recuerda que, para bien o para mal, ningún hombre está solo, sino que vive siempre dentro de una red de relaciones. Para bien, beneficiándose de la cercanía, la ayuda y el consuelo de los demás; para mal, porque el problema de uno repercute en los demás, convirtiéndose en motivo de preocupación y angustia’. El hermano sano de un hermano discapacitado, prosigue, “se encuentra como aquel Simón que venía de Cirene y fue obligado por los guardias a llevar la cruz de Jesús durante un largo trecho de la Vía Dolorosa”.

El amor no produce descarte

Sibling, para Francisco, es por tanto “una persona a la que la vida ha obligado a ser Cireneo” y el tramo de camino a compartir “puede ser más o menos largo”, pero “al principio la pauta ya está marcada: tendrá que compartir y cargar con la cruz del otro, de su propio hermano/hermana en el que se esconde Jesús”. Y en Él, concluye, se resume el estilo con el que amar: sin vergüenza porque “Jesús nos ama tal como somos, con nuestros talentos y con nuestras fragilidades e incapacidades”, estemos “en plenitud o en mal estado”. Porque el amor auténtico, recuerda el Papa, acoge al otro tal como es “y no como pensamos que debería ser, según estándares demasiado precisos. El amor no produce desechos”.

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