En este mediodía de Roma, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha publicado el telegrama enviado por el Papa Francisco a Monseñor Roberto Repole, arzobispo de Turín, en el que manifiesta sus condolencias y su cercanía tras el fallecimiento, este sábado 17 de diciembre, del Cardenal Severino Poletto, quien fuera arzobispo de Turín. El Pontífice hace extensivo su pésame al pastor de la Arquidiócesis de Turín, a los familiares del Purpurado, a toda la Arquidiócesis.
“Pienso en este hermano -escribe el Sucesor de Pedro-, que gastó su vida como pastor del Pueblo Santo de Dios, primero como párroco en Casale, atento a los laicos y comprometido, con espíritu de compartir evangélico, en su trabajo”. Francisco recuerda que después Poletto fue obispo de Fossano, dedicado, en particular, a las familias, los jóvenes y a la promoción de la catequesis.
En el pastoreo a la Diócesis de Asti, como evoca el Pontífice, el extinto Purpurado impulsó las misiones diocesanas, prodigando su capacidad de liderazgo en la reorganización de la Iglesia en el territorio.
Durante su ejercicio del Episcopado en la Arquidiócesis de Turín, quiso dedicarse a ella sin escatimar esfuerzos, animado por el deseo de estar cerca de los sacerdotes y de impulsar la evangelización, incluso mediante actos públicos significativos, como se lee en el mensaje del Papa.
Al conmemorar el ministerio de este fiel servidor, el Santo Padre encomienda su alma a Jesús, el Buen Pastor, “para que -reza el telegrama-, por intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de San Juan Bautista, lo acoja en la ciudad eterna”. Por último, a todos los participantes en el funeral el Pontífice les imparte su más sincera bendición.